viernes, 5 de agosto de 2011

Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl - 2003 - Klaus Badelt, et. al.

Título en español: Piratas del Caribe: La Maldición del Perla Negra
Compositor(es): Klaus Badlet, Hans Zimmer, James Dooley, Ramin Djawadi, 
Nick Glennie-Smith, Steve Jablonsky, Blake Neely, James McKee & Geoff Zanelli
Año: 2003
Género: Aventura/Acción
Disquera: Walt Disney Records
Autor de la reseña: Richard Kleiner

Pocas veces se alínean los planetas para una casa productora, que alcanza un éxito tan grande como inesperado con una sola película. La adaptación fílmica bastante libre del clásico juego de Disneylandia, Los Piratas del Caribe, tenía todas para perder. La rotación constante de guionistas, poca fe de los productores y un actor renuente a la convencionalidad resultaron para Jerry Bruckheimer y Disney en una monstruosa y rentable franquicia. Inspirando uno de los personajes más originales y con mayor presencia de la década, el capitán Jack Sparrow, la primera entrega de Piratas del Caribe superó las expectativas de escépticos y se volvió un favorito del público.
No es extraño, entonces, que la música para la película gozara del mismo éxito. Controversial, debatible, inconvencional. Pero, sobre todo, popular.
Es importante mencionar que el director Gore Verbinski ofrecería el trabajo de la musicalización al veterano Alan Silvestri, sin embargo, la presencia del productor Jerry Bruckheimer influenciaría la remoción pronta del compositor y su reemplazo mucho más rápido por el más popular Hans Zimmer, también veterano, pero más acorde a los gustos del productor. Lo que sigue fue una pesadilla de logística tan marañosa que podría inspirar una película narrando los eventos.

La historia oficial indica que Zimmer, incapaz de trabajar dado su compromiso con El Último Samurai, delegó la tarea de componer la música general a su aprendiz Klaus Badelt. La verdad es mucho más complicada, con Zimmer soltando un par de temas y secuencias ya compuestas a sus asistentes, liderados por el propio Badelt, y todos ellos luchando por escribir música de relleno, "orquestar" el material y grabarlo, mucho de ello en diferentes lugares del mundo, todo con una fecha límite a sólo semanas de llegar.
El resultado final, a pesar de una visible deficiencia artística, incluyendo problemas técnicos de sonido, un crédito principal confuso y nombres de tracks genéricos sin ninguna relación con las escenas a las que acompañan, no fue inconveniente para el público, quien arrasó con copias del soundtrack haciéndolo uno de los más grandes y notorios best-sellers de los últimos años.
La respuesta de los analistas de música ha variado, con algunos condenando la música por no sólo no ser original, sino también por mandar al demonio todas las nociones que tiene uno sobre cómo debe de sonar una película de piratas, y mucho menos, un parecido de la música con el juego de Disneylandia. Los otros han dado calificaciones neutrales, hasta muy altas, considerándola divertida y, como menos, un placer culposo.
Desde principios del siglo, el estilo característico de la música de piratas fue acuñado por el venerado Erich Wolfgang Korngold (Las Aventuras de Robin de los Bosques, El Halcón Marino, Captain Blood), músico austriaco que forjó mucho de lo que se escucharía en el cine actualmente.
Sin embargo, Piratas del Caribe "innova", dejando atrás fanfarrias románticas y toda sensación preconcebida de que estás en alta mar, reemplazándola por recursos sonoros más modernos, como uso de elementos electrónicos y otros detalles.
La música en sí es funcional. Acompaña las escenas de acción y aventura bien, y la comedia es efectiva, aunque le falta mucho en romance y partes más melódicas (encompasadas casi en su mayoría en la pista "One Last Shot").
Sin embargo, la música no se basa en ideas totalmente originales. Cualquier ávido seguidor de Hans Zimmer notará la influencia, sino es que copia exacta, de los trabajos previos del compositor, desde Marea de Fuego hasta Gladiador, pasando por Marea Roja, Drop Zone y La Roca por medio.
Las influencias en Zimmer no son las únicas, en particular una popular secuencia con un violoncello solista, que acompaña las andanzas más humorísticas de Jack Sparrow y que sería utilizado como su identidad (escuchado en todo su esplendor a los 25 segundos de Walk the Plank), recuerda quizás demasiado a "Training Montage", por Edward Shearmur para El Conde de Monte Cristo.
Ya se ha dicho bastante sobre la inoriginalidad de la música, y, tal como Transformers, es posible ignorar estos detalles por el simple placer culposo que representa su escucha. Sin embargo, el principal y más grave de los problemas con esta banda sonora es el sonido.
La odisea que representó la grabación de la música rinde frutos en una calidad de sonido espantosa. Existen problemas de distorsión en la mayoría de las secuencias de acción, ejemplo de ello son el principio de "Walk the Plank" y toda la mitad de "Swords Crossed", esto añadido a disonancia inherente en el relato de semi-terror de los piratas malditos hace estas secuencias casi inescuchables.
Aunque logres perdonar esta falla grave (la disonancia es pasable, siempre y cuando, qué ironía, suene bien), lo que termina por matar la causa es la forma en que suenan los instrumentos. Nuevamente al puro estilo Zimmer, casi todos los instrumentos se alteran mediante un proceso de grabación para que suenen como si estuvieran sintetizados, proveniendo de un teclado Yamaha en vez de un conjunto real. Un efecto interesante, pero que, a decir verdad, resulta innecesario. Bien es sabido que el uso de sintetizadores como orquesta se da a falta de presupuesto o como demos preliminares antes de grabarla adecuadamente con un conjunto en vivo. Entonces, ¿para qué gastar en una orquesta, grabarla y alterarla cuando puedes obtener exactamente el mismo sonido que buscas de un software que cuesta infinitamente menos?
Tracks prometedores, como "Bootstrap's Bootstraps", se arruinan con este sonido, haciéndolo parecer salido de una película Serie B, de esas producciones económicas de Roger Corman, y no de una superproducción de Disney. Y mucho menos del juego clásico de Los Piratas del Caribe. Claro que la producción de ésta entrega en la serie fue considerablemente económica, así que esta comparación resulta obvia.
El track más popular, "He's a Pirate" es una micro-suite con los temas menos anónimos de la película, y se ha vuelto la pieza estándar para los títulos de crédito de todas las películas, y su éxito es un tanto merecido.
Naturalmente, al grueso de la población no parecen importarle muchas de las fallas de calidad de la presentación de la música y se conforman con lo, honestamente, mediocre. Para fortuna de varios, estas fallas serían arregladas gradualmente una vez que Zimmer obtuviera mayor control en las secuelas. Por su propia cuenta, La Maldición del Perla Negra es bastante para entretener, pero no para celebrar.

Listado de pistas:
1. Fog Bound (2:18)
2. The Medallion Calls* (1:54)
3. The Black Pearl* (2:18)
4. Will and Elizabeth (2:10)
5. Swords Crossed (3:18)
6. Walk the Plank* (2:01)
7. Barbossa is Hungry* (4:08)
8. Blood Ritual (3:35)
9. Moonlight Serenade (2:11)
10. To the Pirates' Cave! (3:33)
11. Skull and Crossbones (3:26)
12. Bootstrap's Bootstraps (2:41)
13. Underwater March* (4:14)
14. One Last Shot* (4:48)
15. He's a Pirate* (1:30)

Escuchabilidad: 5. Los problemas de ganacia y distorsión son demasiado obvios como para ignorar.
Mejor track: "He's a Pirate" es un resumen decente, aunque si prefieres música para una secuencia en concreto, "Barbossa is Hungry" es el ejemplo más completo.
Peor track: "Skulls and Crossbones", una pieza que, de sonar como si una orquesta real estuviera tocando, sería mucho más digna para la película.
¿Tracks en orden?: No.
Presentación física: 7.
¿Descargable o comprable? Descargable. Aunque esté en oferta en tiendas, puedes gastar la misma cantidad en otras mucho mejores bandas sonoras de Disney.
Calificación general: 6/10

Puedes encontrar el soundtrack aquí:

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