Título en español: El Artista
Compositor: Ludovic Bource
Año: 2011
Género: Drama
Disquera: Sony Classical
Autor de la reseña: Richard Kleiner
En una época en que la tecnología
computarizada, el sonido digital y la alta definición han llegado a ser
indispensables para el cine, con películas buscando sobrepasar los límites
conocidos, ofreciendo criaturas nunca antes vistas, sonido envolvente y realista
e imágenes de colores vívidos, (o por lo menos, alardeando que lo pueden
hacer), el tributo del francés Michel Hazanavicius a las raíces del cine, el
mudo y en blanco y negro, resultó ser una contrarrevolución que múltiples
comités organizadores de premios galardonaron y de la cual los críticos
alabaron sin reserva. Tal fue el entusiasmo que pocos llegaron a notar que la
historia es en esencia similar a la de Cantando Bajo la Lluvia. Un actor,
George Valentin, el más exitoso del cine mudo, enfrenta una crisis en su
carrera ante el advenimiento del sonido, siendo forzado a adaptarse a esta
innovación tecnológica o retirarse, viendo al mismo tiempo cómo una joven
actriz (e interés romántico), Peppy, asciende profesionalmente durante esta
misma etapa.
No sólo es una película sobre el cine mudo,
sino que, a su vez, es una película muda. La manera en que está filmada y producida,
la estética, las actuaciones, la narrativa e incluso los valores están
arraigados al estilo de los años 30’s, dando la fácil impresión de que la
película, en efecto, data de esa época.
Entre sus acogidas, una que no resultó
sorprendente fue la música por el colaborador habitual de Hazanavicius, pero
compositor poco reconocido en el público, Ludovic Bource.
Aunque la banda sonora es acreedora de
tantos premios cinematográficos en gran parte debido al éxito de la película
que acompaña, el esfuerzo de Bource no debe ser menospreciado.
Viniendo de un músico ajeno a la educación
formal en los conservatorios, el nivel de investigación que el compositor
realizó para escribir la banda sonora de la película según las indicaciones del
director es tal que iguala a la de aquellos musicólogos profesionales,
escuchando las primeras partituras de Alfred Newman, Max Steiner, Miklos Rozsa
y Erich Wolfgang Korngold.
Tal y como la película aparenta haber
estado hecha en la época del cine mudo, la música suena como si hubiera sido
escrita hace más de siete décadas. Aquellos malacostumbrados por los modernos
sonidos de Hans Zimmer (o ultrajados por la espantosa música experimental de
Trent Reznor) saldrán corriendo al escuchar los primeros minutos de El Artista,
puesto que la banda sonora no oculta su intención de evocar a lo más primario en
música de cine.
Todo en la instrumentación y la
construcción de los temas evoca al estilo, con orquestación reservada a una
orquesta pequeña de 80 integrantes, amaneramientos característicos de la época
y un apego rígido a la narrativa que ocurre en pantalla. Al escuchar la banda
sonora, se puede apreciar la técnica poco valorada (mal llamada
“Mickey-Mousing”) de musicalizar una secuencia con los cambios de escenas y
ambientes además de acciones que ocurren acentuados por cambios en el tiempo,
instrumentos o melodías, nuevamente, al puro estilo netamente clásico del cine
de los 30’s, algo que hoy en día se da por sentado y que algunos compositores
modernos parecen evitar al escribir música genérica, fácil de editar.
Los temas de Bource están centrados en
dicho estilo, sin embargo, se denota un optimismo demasiado alegre, aún en
escenas donde suena un tanto inapropiado. El tema de George Valentin, escuchado
en el track epónimo, refleja el lado cómico y carismático del personaje
principal, volviéndose memorable gracias al uso del xilófono y la influencia
del jazz, y más notablemente, por ser tan tediosamente repetitivo. Para los
ratos más emotivos de Valentin, el piano toca un callado tema, aún alegre, pero
más apagado y sincero, representando el lado personal del actor. Fuera de estos
temas principales, se incluyen unos rápidos y peculiares temas que acompaña las
andanzas de Peppy también al perro,
asistente de Valentin, que para muchos se roba el estrellato. Desafortunadamente,
muchos de los tracks son piezas aisladas una de la otra, con ideas musicales y
temas que no se vuelven a visitar ni se desarrollan, y es esta ligera
desventaja lo que no hace a la partitura ser genuinamente la mejor del año.
A pesar del aparente optimismo y ligereza
que se escucha a lo largo de la banda sonora, cuando la música quiere sonar
trágica, lo logra sin dejar lugar a la sutileza, con fragmentos como “Ghosts
from the Past” sonando más como una escena de terror, y “My Suicide” alcanzando
niveles graves de melancolía. Sin embargo, mucha de la música adopta un sonido tranquilo,
con “Fantaisie d’Amour” y “Waltz for Peppy” representando lo más bello del
material romántico.
Aquellos deseosos de acción encontrarán
deleite en secuencias como “A Russian Affair”, pieza que dentro de la historia
acompaña una de las películas de Valentin, y “L'Ombre des Flammes”, donde
Bource saca a relucir la técnica de “Mickey-Mousing”, mencionada anteriormente,
acompañando la crisis de la casa de Valentin en llamas mientras que su fiel
perro intenta alertar a los vecinos y salvar a su amo.
El último track, “Peppy and George” es un
tanto predecible en su intento por ser el tema principal de la película, una
danza Big Band pegajosa y memorable, aunque un tanto cliché, que termina en una
gran nota
Tan exacta quedó la representación del
estilo que ningún rastro de un sonido relativamente moderno se puede escuchar,
a diferencia de, por ejemplo, Las Aventuras de Tintin de John Williams, que a
pesar de hacer tributo a la música de Erich Wolfgang Korngold, la forma de
tocar de los músicos estaba más informada a las técnicas actuales. En El
Artista, Bource viaja por el tiempo y transporta al oyente con él.
Lo único moderno en la banda sonora se
halla en su grabación. La calidad del sonido es impecable, con un rango amplio
en los instrumentos, y sobre todo, carente del siseo y demás señales de
deterioro que las grabaciones originales de clásicos aún más recientes sufren. Es
útil para mostrarle a un público más moderno cómo se escucharía una partitura
de este estilo en la calidad que fuera la intención del compositor. Esta
diferencia puede compararse con las propias canciones y piezas instrumentales
de la época incluidas en el disco que se intercalan a lo largo de la partitura.
Una cuantiosa decepción para algunos será
la omisión de una pieza que se escuchó prominentemente en el clímax de la
película, ésta siendo “Scene d’Amour” de la obra maestra que escribió Beranrd
Herrmann para Vertigo, de Alfred Hitchcock. Sin embargo, es claro que la pieza
fue usada como música temporal y que Bource la imitó lo mejor que pudo en “My
Suicide”, con las necesarias variaciones.
De cualquier manera, El Artista es mejor
recordada por el Oscar que ganó que por la calidad de su música, algo injusto
considerando que, si bien, no es la mejor banda sonora del año, al menos, es un
esfuerzo memorable, entretenido y digno de volver a visitarse, además de ser
parte de un tributo admirable a una época marginalmente olvidada pero muy
importante e influyente. Nunca está de más recordar el pasado para disfrutar
del presente.
Listado de pistas:
1. The
Artist Overture* (1:02)
2. 1927
A Russian Affair* (3:36)
3. George
Valentin (5:35)
4. Pretty
Peppy (2:32)
5. At
the Kinograph Studios (1:38)
6. Fantaisie
d’ Amour* (3:09)
7. Waltz
for Peppy* (3:22)
8. Danzas
del Ballet: 2. Danza del Trigo, del ballet “Estancia”, por Alberto Ginastera (3:41)
9. Imagination,
por Livingston (2:56)
10. Silent
Rumble (1:16)
11. 1929*
(1:33)
12. In
the Stairs* (3:15)
13. Jubilee
Stomp, por Duke Ellington (2:35)
14. Comme
une Rose’ e de Larmes (3:24)
15. The
Sound of Tears (4:48)
16. Pennies
from Heaven, por Johnny Burke y Arthur Johnson (3:56)
17. 1931*
(4:47)
18. Jungle
Bar* (2:07)
19. L’Ombre
des Flammes* (5:58)
20.
Happy Ending… (4:44)
21. Charming
Blackmail (2:12)
22. Ghosts
from the Past* (2:01)
23. My
Suicide* (Dedicated to 03.29.1967) (6:25)
24.
Peppy and George* (2:06)
Escuchabilidad: 8. Hay un poco de
disonancia, pero las piezas con estilo de jazz (y las canciones de la época) atraerán
a los vecinos de más avanzada edad.
Mejor track: Aunque “Peppy and George” es
el tema representativo que se tocará en recopilaciones, “A Russian Affair” es
un mejor ejemplo de lo divertida que puede ser esta banda sonora, a la vez que
un ejemplo claro del estilo clásico de musicalización que emula Bource.
Peor track: “George Valentin”, no por
alguna deficiencia en el tema, sino por su tediosa repetitividad. Una edición
de esta pista para el álbum, haciéndola más corta, hubiera sido muy bienvenida.
¿Tracks en orden?: Sí.
Presentación física: 8. El disco en sí
está diseñado como un LP, y el libreto cuenta con una nota del director y una
entrevista al compositor, ambos en inglés y en francés. Desafortunadamente, un
error gramatical garrafal y la ausencia de un crédito de vocalista en la
canción “Pennies from Heaven” le restan graves puntos.
¿Descargable o comprable? Comprable, más
que nada si buscabas una partitura original de la época del cine mudo y siempre
te ha molestado la calidad archivada del sonido.
Calificación general: 8/10.
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