viernes, 6 de julio de 2012

The Artist - 2011 - Ludovic Bource



Título en español: El Artista
Compositor: Ludovic Bource
Año: 2011
Género: Drama
Disquera: Sony Classical
Autor de la reseña: Richard Kleiner

En una época en que la tecnología computarizada, el sonido digital y la alta definición han llegado a ser indispensables para el cine, con películas buscando sobrepasar los límites conocidos, ofreciendo criaturas nunca antes vistas, sonido envolvente y realista e imágenes de colores vívidos, (o por lo menos, alardeando que lo pueden hacer), el tributo del francés Michel Hazanavicius a las raíces del cine, el mudo y en blanco y negro, resultó ser una contrarrevolución que múltiples comités organizadores de premios galardonaron y de la cual los críticos alabaron sin reserva. Tal fue el entusiasmo que pocos llegaron a notar que la historia es en esencia similar a la de Cantando Bajo la Lluvia. Un actor, George Valentin, el más exitoso del cine mudo, enfrenta una crisis en su carrera ante el advenimiento del sonido, siendo forzado a adaptarse a esta innovación tecnológica o retirarse, viendo al mismo tiempo cómo una joven actriz (e interés romántico), Peppy, asciende profesionalmente durante esta misma etapa.
No sólo es una película sobre el cine mudo, sino que, a su vez, es una película muda. La manera en que está filmada y producida, la estética, las actuaciones, la narrativa e incluso los valores están arraigados al estilo de los años 30’s, dando la fácil impresión de que la película, en efecto, data de esa época.
Entre sus acogidas, una que no resultó sorprendente fue la música por el colaborador habitual de Hazanavicius, pero compositor poco reconocido en el público, Ludovic Bource.




Aunque la banda sonora es acreedora de tantos premios cinematográficos en gran parte debido al éxito de la película que acompaña, el esfuerzo de Bource no debe ser menospreciado.
Viniendo de un músico ajeno a la educación formal en los conservatorios, el nivel de investigación que el compositor realizó para escribir la banda sonora de la película según las indicaciones del director es tal que iguala a la de aquellos musicólogos profesionales, escuchando las primeras partituras de Alfred Newman, Max Steiner, Miklos Rozsa y Erich Wolfgang Korngold.
Tal y como la película aparenta haber estado hecha en la época del cine mudo, la música suena como si hubiera sido escrita hace más de siete décadas. Aquellos malacostumbrados por los modernos sonidos de Hans Zimmer (o ultrajados por la espantosa música experimental de Trent Reznor) saldrán corriendo al escuchar los primeros minutos de El Artista, puesto que la banda sonora no oculta su intención de evocar a lo más primario en música de cine.
Todo en la instrumentación y la construcción de los temas evoca al estilo, con orquestación reservada a una orquesta pequeña de 80 integrantes, amaneramientos característicos de la época y un apego rígido a la narrativa que ocurre en pantalla. Al escuchar la banda sonora, se puede apreciar la técnica poco valorada (mal llamada “Mickey-Mousing”) de musicalizar una secuencia con los cambios de escenas y ambientes además de acciones que ocurren acentuados por cambios en el tiempo, instrumentos o melodías, nuevamente, al puro estilo netamente clásico del cine de los 30’s, algo que hoy en día se da por sentado y que algunos compositores modernos parecen evitar al escribir música genérica, fácil de editar.
Los temas de Bource están centrados en dicho estilo, sin embargo, se denota un optimismo demasiado alegre, aún en escenas donde suena un tanto inapropiado. El tema de George Valentin, escuchado en el track epónimo, refleja el lado cómico y carismático del personaje principal, volviéndose memorable gracias al uso del xilófono y la influencia del jazz, y más notablemente, por ser tan tediosamente repetitivo. Para los ratos más emotivos de Valentin, el piano toca un callado tema, aún alegre, pero más apagado y sincero, representando el lado personal del actor. Fuera de estos temas principales, se incluyen unos rápidos y peculiares temas que acompaña las andanzas de Peppy  también al perro, asistente de Valentin, que para muchos se roba el estrellato. Desafortunadamente, muchos de los tracks son piezas aisladas una de la otra, con ideas musicales y temas que no se vuelven a visitar ni se desarrollan, y es esta ligera desventaja lo que no hace a la partitura ser genuinamente la mejor del año.
A pesar del aparente optimismo y ligereza que se escucha a lo largo de la banda sonora, cuando la música quiere sonar trágica, lo logra sin dejar lugar a la sutileza, con fragmentos como “Ghosts from the Past” sonando más como una escena de terror, y “My Suicide” alcanzando niveles graves de melancolía. Sin embargo, mucha de la música adopta un sonido tranquilo, con “Fantaisie d’Amour” y “Waltz for Peppy” representando lo más bello del material romántico.
Aquellos deseosos de acción encontrarán deleite en secuencias como “A Russian Affair”, pieza que dentro de la historia acompaña una de las películas de Valentin, y “L'Ombre des Flammes”, donde Bource saca a relucir la técnica de “Mickey-Mousing”, mencionada anteriormente, acompañando la crisis de la casa de Valentin en llamas mientras que su fiel perro intenta alertar a los vecinos y salvar a su amo.
El último track, “Peppy and George” es un tanto predecible en su intento por ser el tema principal de la película, una danza Big Band pegajosa y memorable, aunque un tanto cliché, que termina en una gran nota
Tan exacta quedó la representación del estilo que ningún rastro de un sonido relativamente moderno se puede escuchar, a diferencia de, por ejemplo, Las Aventuras de Tintin de John Williams, que a pesar de hacer tributo a la música de Erich Wolfgang Korngold, la forma de tocar de los músicos estaba más informada a las técnicas actuales. En El Artista, Bource viaja por el tiempo y transporta al oyente con él.
Lo único moderno en la banda sonora se halla en su grabación. La calidad del sonido es impecable, con un rango amplio en los instrumentos, y sobre todo, carente del siseo y demás señales de deterioro que las grabaciones originales de clásicos aún más recientes sufren. Es útil para mostrarle a un público más moderno cómo se escucharía una partitura de este estilo en la calidad que fuera la intención del compositor. Esta diferencia puede compararse con las propias canciones y piezas instrumentales de la época incluidas en el disco que se intercalan a lo largo de la partitura.
Una cuantiosa decepción para algunos será la omisión de una pieza que se escuchó prominentemente en el clímax de la película, ésta siendo “Scene d’Amour” de la obra maestra que escribió Beranrd Herrmann para Vertigo, de Alfred Hitchcock. Sin embargo, es claro que la pieza fue usada como música temporal y que Bource la imitó lo mejor que pudo en “My Suicide”, con las necesarias variaciones.
De cualquier manera, El Artista es mejor recordada por el Oscar que ganó que por la calidad de su música, algo injusto considerando que, si bien, no es la mejor banda sonora del año, al menos, es un esfuerzo memorable, entretenido y digno de volver a visitarse, además de ser parte de un tributo admirable a una época marginalmente olvidada pero muy importante e influyente. Nunca está de más recordar el pasado para disfrutar del presente.



Listado de pistas:

1. The Artist Overture* (1:02)
2. 1927 A Russian Affair* (3:36)
3. George Valentin (5:35)
4. Pretty Peppy (2:32)
5. At the Kinograph Studios (1:38)
6. Fantaisie d’ Amour* (3:09)
7. Waltz for Peppy* (3:22)
8. Danzas del Ballet: 2. Danza del Trigo, del ballet “Estancia”, por Alberto Ginastera (3:41)
9. Imagination, por Livingston (2:56)
10. Silent Rumble (1:16)
11. 1929* (1:33)
12. In the Stairs* (3:15)
13. Jubilee Stomp, por Duke Ellington (2:35)
14. Comme une Rose’ e de Larmes (3:24)
15. The Sound of Tears (4:48)
16. Pennies from Heaven, por Johnny Burke y Arthur Johnson (3:56)
17. 1931* (4:47)
18. Jungle Bar* (2:07)
19. L’Ombre des Flammes* (5:58)
20. Happy Ending… (4:44)
21. Charming Blackmail (2:12)
22. Ghosts from the Past* (2:01)
23. My Suicide* (Dedicated to 03.29.1967) (6:25)
24. Peppy and George* (2:06)

Escuchabilidad: 8. Hay un poco de disonancia, pero las piezas con estilo de jazz (y las canciones de la época) atraerán a los vecinos de más avanzada edad.
Mejor track: Aunque “Peppy and George” es el tema representativo que se tocará en recopilaciones, “A Russian Affair” es un mejor ejemplo de lo divertida que puede ser esta banda sonora, a la vez que un ejemplo claro del estilo clásico de musicalización que emula Bource.
Peor track: “George Valentin”, no por alguna deficiencia en el tema, sino por su tediosa repetitividad. Una edición de esta pista para el álbum, haciéndola más corta, hubiera sido muy bienvenida.
¿Tracks en orden?: Sí.
Presentación física: 8. El disco en sí está diseñado como un LP, y el libreto cuenta con una nota del director y una entrevista al compositor, ambos en inglés y en francés. Desafortunadamente, un error gramatical garrafal y la ausencia de un crédito de vocalista en la canción “Pennies from Heaven” le restan graves puntos.
¿Descargable o comprable? Comprable, más que nada si buscabas una partitura original de la época del cine mudo y siempre te ha molestado la calidad archivada del sonido.
Calificación general: 8/10.

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